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jueves, 12 de julio de 2012

Monseñor Bogarín: ¿precursor de la radio educativa en Latinoamérica?

En su libro “El Obispo Confinado - las tres profecías”, el comunicador paraguayo Augusto Dos Santos, basado en cartas y otras publicaciones personales, sostiene que  Monseñor Ramón Bogarín, paraguayo, fue uno de los precursores de la idea de instalar radios educativas en Latinoamérica. No obstante, a causa del régimen dictatorial reinante, su idea no floreció en el país y tomó vuelo en otros puntos geográficos del continente:

“Nuestro Obispo concibió, creyó y acarició como un deseo íntimo y público las capillas escuelas radiofónicas, primero en su diócesis, luego en el ámbito general, nacional. La absoluta resolución de Stroessner de frustrar este proyecto se contrapuso a 30 años de insistencia por parte de Mons. Bogarín por obtener una licencia estatal para establecer su radio. Primero por la falta de comprensión del proyecto, y segundo porque temían que todo lo que siendo Bogariniano pudiera connotar una incidencia sobre la sociedad (…)”. (Dos Santos, 2001, pág. 247).

El comunicador Dos Santos señala tres componentes históricos para respaldar su premisa de que Monseñor Bogarín fue precursor de las radios educativas en Latinoamérica, con su proyecto radial San Roque González:

 “a) que nuestro Obispo buscó tener un sistema radiofónico al servicio de la Evangelización y la Educación, b) que hubo esfuerzos genuinos, documentos, proyectos, presupuestos, esfuerzos iniciales, c) estaba claro que Stroessner impidió la concreción de este sueño porque temía el componente liberador del proyecto, a partir de los antecedentes del Obispo rebelde del sur”. (Dos Santos: 2001, pág. 248).

También señala la conexión del religioso con los proyectos que dieron origen a las escuelas radiofónicas de Sutatenza, en Colombia, 1974; y en las escuelas Radiofónicas para la Educación (ERPE), en Ecuador. Según Dos Santos, Monseñor Bogarín habría compartido su idea de la educación radial con otros religiosos como Monseñor Leónidas Proaño, ecuatoriano,  y el Padre Lino Grenier, boliviano. Al respecto, hace referencia a una carta del Obispo dirigida a Adveniat, solicitando recursos para la radio fechada en 1963, que decía:

“En 1945, sacerdote aún, concebía un plan de evangelización y educación de base para la gente rural del Paraguay y de la América Latina por medio de la Radio. Este plan bajo el nombre de Escuelas Capillas Radiofónicas fue presentado por la Acción Católica del Paraguay a la Santa Sede en 1946 y mereció aprobación y plácemes. Ese mismo año llevé esa idea de apostolado a la II Semana Interamericana de Acción Social Católica, realizada en La Habana, Cuba y de paso por Bogotá, Colombia expuse el plan a unos 20 sacerdotes amigos. (…) el famoso Monseñor Salcedo, quien pudo llevar la idea  la practica porque encontró apoyo en su Obispo y en personas que le ayudaron económicamente”. (Ibid, pág. 249).

En la epístola indica que nada pudo hacer él hasta que fue nombrado obispo de San Juan Bautista de las Misiones: “vi llegada la hora de emprender tan importante trabajo de evangelización masiva y de educación de base que se extenderá, no solamente a la gente rural del Paraguay entero (resolución de la Conferencia Episcopal Paraguaya), sino también a las Diócesis de la República Argentina y del Brasil (…). El motivo de esta extensión del radio de acción a Diócesis argentinas y brasileñas es doble: primero porque tales Diócesis están llenas de paraguayos emigrados buscando trabajo y el segundo porque tales paraguayos llevan como lengua materna el guaraní y solamente desde el Paraguay se podría hablarles por Radio en tan lengua” (2001: 250).

Cuenta que luego de presentado el proyecto en el Vaticano, en 1946, con el nombre de “Proyecto de Ayuda al Clero en la Difusión de la Doctrina Cristiana” y que dos años después, pero en Colombia, germinó el proyecto de educación radiofónica, a través de la Radio Sutatenza, “considerada la precursora del centro más importante de debate de contenidos y asistencia integral a las radios educativas y populares del continente, la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (Aler), con sede en Quito”.

 “Dura debía de ser la vida de quien como Bogarín ha generado ideas fundacionales y que por las persecuciones sufridas por parte del Gobierno y las mezquindades que en ocasiones soportó de los propios colegas de la Jerarquía eclesial nunca pudiera verlas hecha realidad. La sola idea de una radio en poder del Obispo Bogarín era una terrible amenaza para el régimen de Alfredo Stroessner en Paraguay, peor una emisora planteada desde la perspectiva de una cobertura global nacional y más allá de las fronteras”. (Dos Santos, 2001, pág. 252).

El comunicador insiste en que todos los intentos de Monseñor Bogarín por obtener el permiso oficial para operar una frecuencia del espectro radioeléctrico “tropezaba sistemáticamente con la negativa oficial. En incontables ocasiones intentó llegar hasta las autoridades nacionales. Inexplicablemente ellas estaban avisadas de su proyecto y lo rechazaban de plano. Monseñor Bogarín iba quedando sin aire para seguir insistiendo con su proyecto”.

“Cuando nos preguntamos tras la lectura de estos documentos cómo es posible que la memoria del Monseñor Ramón Bogarín no sobreviviera en el recuerdo de las siguientes generaciones de radialistas educativos, se nos ocurren dos simples razones: en primer lugar porque nuestro Obispo nunca pudo tener la radio que proyectara a consecuencia del horrible secuestro de la libertad de expresión perpetrado por el Gobierno de Stroessner y en segundo lugar, porque en su propio país, nuestro país, nadie hizo hasta hoy mayor esfuerzo para reivindicarlo, en este contexto”. (Dos Santos, 2001, pág. 258).

 “Debía ser el Paraguay el primer país en contar con una Radio escuela Radiofónica. (…) Nos imaginamos a nuestro Obispo observando con encendido desconsuelo el paso del tiempo y la ausencia de respuestas. Mientras tanto la radio educativa en América Latina iba creciendo. Se consolidaba con testimonios vivos de edificación de un estilo de comunicación que edifica el futuro del pueblo, con la participación de la gente elaborando su propio destino”. (Ibid, 2001, pág. 266).
 
 

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