Este enfoque de la comunicación propone esfuerzos contestatarios a fin de conquistar espacios de comunicación en sociedades excluyentes y represivas, plantea el empoderamiento de los campesinos, obreros, estudiantes, mineros, mujeres, jóvenes, indígenas y otros sectores marginados de la participación política creando sus propios medios de comunicación, ya que las posibilidades de acceder a los medios de información del Estado o de la empresa privada son nulas.
Lo alternativo implica una propuesta comunicacional y de sociedad propia y difiere de los medios “tradicionales”. La comunicación debe entenderse entonces como un proceso orientado hacia el empoderamiento y la movilización que permita a las humanidades y grupos locales no solo definir su modelo de desarrollo sino ser partícipes y decisores activos de dicho proceso.
El comunicador boliviano, Luis Ramiro Beltrán, discute que la construcción teórica de modelos de comunicación democrática tuvo numerosos y talentosos contribuyentes a lo largo de los 80, que se sumaron a aquellos que iniciaron esta práctica en los setenta. Entre los últimos se destacan Máximo Simpson y María Cristina Mata, de Argentina, y Mario Kaplún, de Argentina. Igualmente, en Perú, Rafael Roncagliolo, Juan Gargurevich, Luis Peirano y Rosa María Alfaro; y en Brasil, estudiosos como Luis Gonzaga Motta y Regina Festa.
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